LAS COSAS CLARAS
CONJETURAS
Han transcurrido ya casi 10 días,
desde que apareció el cadáver del asturiano Sergio Muñiz Brioso, acribillado a
balazos por sus secuestradores en el municipio de Corinto, en Colombia.
La información
de los medios de comunicación, sobre este luctuoso suceso, no puede ser mas
parca. Incluso la prensa –ABC de Sevilla de 24/8/13- se cuestiona únicamente el motivo de la
estancia en Colombia de este joven de 28 años, cuando lo que en verdad interesa
es la causa de su asesinato.
¿Por qué ha
sido asesinado Sergio?
Cualquier
explicación que se pretenda dar., tendría un porcentaje de fiabilidad
discutible, ante la escasa información recibida, pero si se parte de la base de
un secuestro, las conjeturas se reducen ostensiblemente.
Un secuestro
es un acto criminal que fundamentalmente responde a dos causas: la política o
la económica. Descartando el móvil político, resta sólo el secuestro por
dinero. Modalidad en la que el Gobierno español cuenta con relevantes
experiencias.
Cuando una
banda de criminales secuestra a una o varias personas para exigir dinero por su
libertad, únicamente existen dos salidas: O se paga o se asesina a los rehenes.
No hay solución intermedia.
Se podrá
negociar el “quantum” de lo exigido; se podrá conseguir dilatar el plazo
previsto para el pago; incluso la forma y las garantías del mismo, pero al
final o pagas o el secuestrado perderá la vida inexorablemente. De lo
contrario, los asesinos tendrían que montar otro “negocio”.
Partiendo de
las consideraciones expuestas, resulta, al menos inquietante, la ausencia de
información sobre los secuestradores; la cantidad exigida; el organismo o las
personas contactadas por los secuestradores; la existencia o no de negociación;
los términos de la misma, si la hubo; etc, etc, etc,
Resulta
razonable que el Gobierno, al pagar el rescate exigido, oculte la información
sobre la cuantía del mismo, pues lo verdaderamente importante es que el rehén
recupere la libertad. Así ha ocurrido en ocasiones como el rescate de miembros
de ONGs secuestrados en Africa o ciudadanos de relevancia por su parentesco con
autoridades o políticos conocidos, que también fueron liberados recientemente al
cumplir el Gobierno con las exigencias de la banda criminal. Ello, no obstante,
el denominador común es que el Gobierno no ha pagado cantidad alguna, aunque
nadie se lo cree.
En el presente
caso, Sergio Muñiz Brioso –que en paz descanse-, es posible que no reuniera
“las condiciones mínimas” para que el ente negociador resolviera positivamente
su secuestro. Acaso, si hubiera estado vinculado a la clase política, a alguna
ONG catalana o a familia de alta alcurnia, Sergio podría estar hoy brindando su
libertad con sidriña.
Si la
conjetura que me he planteado para explicar el asesinato
de Sergio fuera cierta, ninguna razón asistiría “a quien
corresponda” para causar la muerte cruel de un español, por no pagar un rescate
con el dinero de todos. CLara.