Translate

viernes, 25 de enero de 2013

CAUSA CAUSORUM.

         El Latín, asignatura forzosa en el Bachiller de hace mas de medio siglo, nos ha dejado un acervo cultura de indudable riqueza. No es difícil encontrar expresiones, sentencias, frases, etc.., que nos descubren la razón de ser, de situaciones que, a veces,  hemos valorado incorrectamente.
         Así, la traducción de las frase “causa causae est causa causati” –la causa de la causa es la causa de lo causado-, aplicada a hechos de actual relevancia nos permite corregir nuestra opinión  respecto a cual fue el motivo, la verdadera causa, que originó la situación que contemplamos.
         En ocasiones puede ser una información errónea la que nos induzca a la elección de la falsa causa. Recuerdo a este respecto, la información trasmitida por el Gobierno socialista, sobre el Acuerdo para el cese de la actividad terrorista de ETA. Nunca se nos dijo que la causa real de dicho cese se generó por el asesinato de un gendarme francés cuando una patrulla pretendió detener a un comando de ETA al Sur de Francia. Hasta dicho acontecimiento, la colaboración gala fue puntual y casi siempre sujeta a contraprestación. Desde entonces, las detenciones, los descubrimientos de zulos, los controles en localidades fronterizas,  etc.. provocaron que la provisión de armas menguara, que la recaudación de fondos por extorsión desapareciera prácticamente y que la cúpula terrorista fuera descabezada en varias ocasiones.       Desgraciadamente el Tribunal Constitucional, revocando, injustamente en mi opinión, una Sentencia del Tribunal Supremo le viene permitiendo a ETA, sustituir la extorsión selectiva a empresarios vascos por la genérica de todos los españoles que contribuimos a su financiación via municipios y diputaciones de las Comunidades Vasca y Navarra, por ellos controladas.
         Pero otras veces, hay que buscar la causa oculta, a partir de otra causa aparente que nos han ofrecido torticeramente.
         Un claro ejemplo lo encontramos en la España que padecemos, y en los motivos que nos han ofrecido para explicar la caótica situación por la que pasamos. Se nos ha dicho, que la clave para explicar nuestra crisis radica en la especulación americana, vendiendo bonos basura a los bancos españoles que los adquirieron con  nuestros depósitos. Otra versión es la explosión de la burbuja inmobiliaria, a la que tampoco son ajenas nuestras entidades financieras.
         Pero la corrupción no se inicia con el “ladrillo”, a través de adjudicaciones irregulares que generaron comisiones o inmuebles gratuitos para los políticos de turno. Ni con el tráfico de influencias con que se protegen los políticos corruptos. Ni con las subvenciones rocambolescas y opacas, al menos en su ejecución. Tampoco con los planes de empleo rural, PER, que han sido y siguen siendo fuente de corrupción, por aplicación de la doctrina “te doy para que me des o te doy para que me hagas”. Ni con los famosos ERE andaluces, protegidos descaradamente por la Junta de Andalucia, y otras varias versiones de corruptelas con causas diferentes en su origen. Todas estas prácticas abusivas, ilegales e inmorales, no cabe duda que han contribuido a la denigrante situación por la que atraviesa nuestro Pais.
         Yo estoy convencido de que, la verdadera causa de nuestra situación ha sido la corrupción de nuestra clase política a todos los niveles, que ha disfrazado con testaferros sus ingresos atípicos, -por calificarlos benevolentemente-; ocultado y manipulado las informaciones que les permitiera mantenerse impunes y dictado disposiciones legales que ellos mismos han aprobado en su beneficio, en connivencia, a veces, con la Administración de Justicia, incluida la Fiscalia
         La pregunta clave es ¿Cuándo comenzó la corrupción?, desde luego, a partir de la mal llamada Democracia, o mejor dicho, a partir de la Partitocracia, porque con anterioridad, que yo sepa, la familia Franco sólo ha disfrutado, tras 35 años en su omnimodo poder, de una mansión en el Pazo de Meirás. Hoy, cualquier pelotero, sólo necesita un par de años para adquirir un Palacio en Pedralbes. Sólo faltaría que, al final, hubiera que elevar a Francisco Franco a los altares. Cosas veredes…. amigo Sancho.

martes, 15 de enero de 2013


LA DONACION DE ORGANOS-2

El Salón de Actos del Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso estaba “abarrotao”.
            Eran las 18´30 del 6 de Junio de 2012 y faltaba aún hora y media para que se iniciara la Conferencia anunciada sobre Donación de Órganos.
            Sólo quedaban algunas asientos desocupados en el anfiteatro del Salón.
Las 1.493 entradas que completan el aforo del Centro se habían vendido, en su mayor parte en la “reventa”.
            Ni un Madrid/Barça hubiera despertado tanta expectación.
            Los medios de comunicación se apretujaban en los pasillos con sus cámaras y preguntaban ansiosamente por el Conferenciante, para conseguir la primicia de una entrevista previa..
            El Alcalde con casi todos los Concejales y el Presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, que se encontraba de paso, pugnaban por conseguir penetrar por la maraña de gente que se agolpaban en el jardín de entrada del Edificio, blandiendo unas entradas falsas que les había proporcionado el Departamento Municipal de Cultura y Festejos.
            Detrás de una cortina, al fondo del Salón, el Conferenciante, entre sorprendido y asustado, contemplaba al público, en los que mayoritariamente lo integraban, sacerdotes y algún que otro Obispo; personas de media edad con caras melancólicas de insatisfacción de mayoría femenina y tres de los cuatro Notarios de la localidad.
            El Conferenciante, médico frustrado de cierta edad, 74 años y 11 días, no podía explicarse la causa que había provocado tanta expectación por la Conferencia, anunciada desde un mes antes en los medios de comunicación del municipio, la provincia y en Antena 3HD. También proliferaban los carteles estampados en papeleras, cabinas telefónicas, aeropuertos e incluso en el Ave.
            La hora se acercaba y el Conferenciante repasaba los 33 folios a dos caras, en los que había resumido su disertación. Se repetía reiteradamente el programa básico; el desarrollo del mismo en los 3 niveles, las conclusiones resumidas que abarcaban los 5 últimos folios y sobre todo las frases iniciales de la exposición y las finales que culminaban la Conferencia.
            Se sobresaltó el Conferenciante, cuando escuchó a su espalda el aviso del Presentador, única persona que conocía su escondrijo, para advertirle que quedaban apenas 18 minutos exactamente, ocasión que aprovechó para rogarle mesura en la presentación. Eran grandes amigos y la profesionalidad del Presentador era bien conocida, incluso había averiguado la Iglesia en la que, en el barrio de San Vicente de Sevilla, había recibido del Padre Saturnino la 1ª comunión. La promesa de brevedad no fue cumplida y durante algo mas de 25 minutos, el público expectante y estresado llegó a perder la compostura y un sacerdote fue detenido por agredir a un disminuido físico que estaba a su lado.
            Tras varios minutos en que el murmullo fue decreciendo, el Conferenciante, tras carraspear 4 veces seguidas y llenar el vaso de agua hasta rebosar, anuncio con voz potente y clara el titulo de la Conferencia: La Donación de Órganos. En ese momento se produjo la desbandada. Casi el 80% del público y dos de los Notarios abandonaron sus asientos, frustrados, profiriendo insultos y pidiendo que le devolvieran el dinero de sus entradas, cuyo importe se había donado a Bankia para disminuir el coste de su rescate.
            La perplejidad del Conferenciante no tenía límites. ¿Por qué se había producido esa debacle? ¿Por qué?  ¿Por qué?  La explicación no la tuvo hasta las 9´20 horas de la mañana del 7 de Junio, cuando observó el cartel anunciador de la Conferencia, pegado encima de la ventanilla del Kiosco del vendedor de cupones de la Rotonda de los Caballitos, en el que en letras mayúsculas se decía: Donación de Orgasmos, Gratuita, Incondicional e Irreversible
            Los Sacerdotes y el Notario que quedaba tardaron 4 minutos en abandonar la Sala, al comprobar que la donación de Organos mortis causa no implicaba la entrega gratuita de “órganos” que pudieran amenizar los eventos religiosos en sus respectivas Iglesias.
            El Conferenciante y su Presentador se dirigieron al Bar para emborracharse pero llegaron 2 minutos después del cierre, exactamente a las 21´02 horas. Cuando abandonaron el Centro, tras recoger los papeles y beber el agua del rebosado vaso, el Obispo aún seguía dormido.



La Donación de Organos

              El pasado año, tuve la oportunidad de exponer mi experiencia como Asesor de Organos de una ONG internacional, pero, siguiendo la cita latina “verba volant scripta manent” he pensado que las palabras contenidas en dicha Conferencia volaron, mientras que lo que escriba, permanecerá en las hemerotecas, de aquí mi decisión de resumir en unas líneas, la problemática de la donación de órganos mortis causa.

              No se trata, pues, de desarrollar el complejo protocolo de una donación en caso de fallecimiento, sino de hacer patente las dificultades, los puntos negros y las interpretaciones erróneas que generan las donaciones de órganos por causa de muerte.

              En España, a cuyos límites nos ceñiremos, se ha permitido que cada Autonomía legisle sobre las condiciones, requisitos, etc., lo que ha supuesto un grave riesgo para el buen fin de algunas donaciones, cuando el lugar del accidente esta en Comunidad distinta del Hospital autorizado o de la Residencia habitual del fallecido. La normativa de cada Comunidad podría contener artículos incompatibles que dificultarían los trámites requeridos para  la donación. Afortunadamente, se adoptó como denominador común de las diferentes disposiciones autonómicas, el modelo catalán.

              En este tipo de donaciones hay que ir venciendo numerosos obstáculos, exigidos por la normativa reguladora. Así, en los casos de fallecimiento por causas no naturales (accidentes, agresiones, suicidios, etc .,) es preceptiva la intervención del Juez de Guardia del Partido judicial que corresponda al lugar del accidente, así como el Informe previo del Forense, para que pueda producirse la intervención médica. Exigencia razonable que, muy posiblemente, haya abortado más de un  trasplante, por incomparecencia o llegada extemporánea de cualquiera de dichos funcionarios.

              Una grave dificultad surge por la publicidad errónea dada a la “Tarjeta de Donante”. Parece ser que el titular o tenedor de una tarjeta de donante, lleva implícita la autorización para que, en caso de fallecimiento, se pueda disponer de sus órganos. Nada más lejos de la realidad. El facultativo Coordinador de Trasplante del Hospital que pretende intervenir, ha de solicitar de la familia autorización expresa para llevar a cabo las operaciones de trasplante, sin cuyo mandato no se pueden llevar a cabo. Ni incluso mostrándose una autorización firmada por el fallecido, se puede obviar la decisión de la familia, pues la simple duda sobre la autenticidad de la firma, acarrearía un proceso judicial de identificación, que por su dilación en el tiempo, impediría la finalidad del trasplante.

             La única posibilidad de eludir el consentimiento familiar se ha producido a través de la creación del Registro de Voluntades Anticipadas, al que se accede, bien por comparecencia personal o a través de Acta Notarial. En este caso, la mera comunicación telemática a la Organización Nacional de Trasplante, de figurar registrada la voluntad del fallecido, no sólo acelera el trámite, sino que evita que todas las operaciones previas a este momento crucial se vayan al garete. Entre estas operaciones, resulta de extraordinaria importancia, la selección del donatario o receptor entre los que se encuentran en la lista de espera y que ha de cumplir, especialmente, con  el requisito de máxima compatibilidad respecto al órgano del donante que se pretende trasplantar.
        A veces, cuando el tiempo es apremiante, - entre 3 y 48 horas es el tiempo de vida según el órgano de que se trate- incluso son llamados al Hospital dos posibles receptores, evitándose que la incompatibilidad del previsto, haga fracasar la donación por no tener tiempo para citar a su sustituto.
            En la actualidad, gracias al Testamento Vital, incorporado al Registro correspondiente, es factible que cualquier persona, pueda manifestar la voluntad de donar sus órganos, demandar una muerte digna; e incluso designar a un Representante, para el supuesto de que sufra una incapacidad que deteriore o anule su voluntad.

          España viene siendo, desde hace bastantes años y con un porcentaje significativo, el País, en razón a la población, con mas donaciones de órganos por causa de fallecimiento. Evidentemente es un ejemplo de solidaridad, aunque la donación no tenga coste material alguno para la familia del donante. Pero de otra parte, cuesta entender que países como Suecia, Alemania, Francia, Inglaterra,; Estados Unidos; Canadá; Australia, etc., no compartan cuantitativamente la solidaridad de la donación mortis causa de España. ¿Por qué?. 
          El motivo podría ser el alto coste que lleva consigo las operaciones de trasplantes, el gran número de profesionales que dedican su tiempo a estas operaciones y la urgencia de las mismas.La aplicación de dichos recursos al régimen sanitario general podría optimizar muchas prestaciones que actualmente están devaluadas por falta de dinero o de tiempo para ejecutarlas.
          Es significativo, que un País como el nuestro, donde la corrupción se ha generalizado, o mas bien descubierto, a partir del desmoronamiento de la burbuja inmobiliaria, y dónde la escasez de recursos es evidente con los “recortes” aplicados y los anunciados, esté a la cabeza mundial de una actividad, no por sublime menos costosa.
        Don Miguel de Cervantes ya nos vaticinó con el vocablo “quijote”, nuestra capacidad para fomentar el altruismo, el idealismo, lo utópico, absurdo e ilusorio,  sin desmerecer el componente de caballeroso y justiciero que en dicho término se incluye. 

Clara.

domingo, 13 de enero de 2013

Yo soy Yo

                                   
         Nada mas lejos de mi intención, que corregir la plana al Maestro de los pensadores españoles José Ortega y Gasset, pero su célebre frase: Yo soy yo y mis circunstancias…, aparecida en su obra Meditaciones del Quijote, tras examinarla a la luz de mis propias experiencias, me ha llevado al convencimiento de que esta emblemática frase hubiera sido mas correcta, si los términos se hubieran cambiado por :Yo soy mis circunstancias y yo.

         Y no se puede considerar baladí este pensamiento, pues en el transcurso de la vida, la personalidad de cada individuo, se ve modificada, restringida y hasta anulada por avatares cotidianos que no están bajo nuestro control y que además de ser imprevisibles son inevitables. Las circunstancias de la vida, por tanto, no se pueden encuadrar dentro de los llamados casos fortuitos, sino en los de fuerza mayor.

         En realidad, el Yo, la personalidad, los atributos diferenciadores de una persona respecto a otra, no pueden impedir, en la mayoría de las ocasiones, que las circunstancias de la vida, aparecidas por azar, cambie el rumbo previsto en la existencia de una persona.

         Cuantas veces, optar por una ruta no habitual para ir al trabajo, un accidente fortuito, la actitud de un profesor, el conocimiento inesperado de alguien; una mala expresión en un momento puntual, un artículo periodístico o un beso, cambia el destino de una persona y la convierte, por poner un ejemplo, en abogado en vez de médico, como era su vocación, o la lleva a la cárcel en vez de al aula.

         Las circunstancias que afectan a la vida de las personas, sean familiares o extra-familiares, tienen tanta fuerza para marcar el destino de los individuos, que sobrepasa la influencia que en el mismo tenga su propia personalidad.

         Extrapolando este pensamiento al campo de la política española, podemos encontrar situaciones que avalan lo anteriormente expuesto.

         Los políticos, sean malos, peores e incluso normales, -cuando los gérmenes nocivos de la política no han influido, por acción u omisión, sobre ellos-, tienen como objetivo fundamental la permanencia en el cargo, pues ello le permite, a veces enriquecerse, a veces consolidar su futuro, a veces ejercer su influencia sobre los demás, y en la mayoría de las ocasiones todos “los aveces juntos”.

         Pero “las circunstancias” también influyen en el ejercicio de la actividad del político, pues no de otra forma puede entenderse, que medidas tan negativas para la permanencia en el cargo, como “los recortes” en materia de; sanidad; prestaciones sociales; políticas salariales, etc.., así como los incrementos de impuestos, contribuciones y tasas en las diferentes Administraciones,  puedan llevarse a cabo si no vienen impuestas por “las circunstancias”.

         Y en esta lamentable situación nos encontramos, por los desmanes de los políticos, entre los que incluimos la facultad para asignarse sus propios emolumentos (endogamia inaceptable); privilegios inconcebibles en los casos de jubilación o de abandono de la actividad, concesión de asignaciones y subvenciones rocambolescas, con beneficios colaterales por vía de retorno, y un sinfín de prácticas abusivas cuyas consecuencias revierten negativamente en el probo ciudadano.

         Cada día, la clase política, con nuestro Presidente del Gobierno al frente, nos envía un mensaje de CONFIANZA en la solución de los graves problemas por los que atraviesa nuestro País. Pero este sublime vocablo, carece de contenido si no va acompañado de acciones que, aunque influyan mínimamente en la solución de los problemas, puedan crear en las capas sociales, la impresión de que el mensaje esperanzador es auténtico.

         La confianza que se solicita desde las altas instancias, para que las “bajas instancias” comprendan que las medidas adoptadas, y las que se establezcan con posterioridad, son consecuencias de las circunstancias y no de un “animus nocendi”, deberían venir acompañadas, para que fueran verosímiles, de medidas que afectaran a la clase dirigente, al menos en la misma proporción.

         De aquí, que la supresión del Senado, la reducción de diputados al mínimo posible (eliminando a los “si bwana”, es decir a casi todos), eliminación de las Diputaciones, la disminución del número de Municipios mediante la creación de Comunidades; supresión de Consejeros; Concejales; Asesores; Chóferes y sus herramientas de trabajo; prestaciones y privilegios; comisiones, complementos y las múltiples variedades de sinecuras, serían medidas que constituirían pruebas evidentes, de que “la Confianza”, afecta a los “confiantes” además de a los “confiados”, entre los que se encuentran mis circunstancias y Yo.
         

jueves, 3 de enero de 2013

La Estación de Renfe


Seria prolijo enumerar los múltiples casos de intervencionismo con que la Administración Pública, sea Estatal, Autonómica o Municipal, incide en la actividad de los ciudadanos, bien limitando sus derechos o incrementando sus obligaciones, pero siempre con el denominador común de gravar su maltrecha economía.
        El derecho al trabajo; a una vivienda digna; a la tutela judicial efectiva, etc.., se conculcan por la Administración, no obstante ser derechos fundamentales reconocidos en el titulo preliminar de nuestra Constitución.
        El propietario de una vivienda, se ve obligado a pagar el coste de “actualización” de su piscina comunitaria, porque la Comunidad Autónoma ha decidido por Decreto, ampliar el ancho de sus bordes perimetrales; de la pendiente de su profundidad; del número de sus escaleras; y duchas; independizar los  sistemas de motorización de las piscinas de mayores con la de los niños; habilitar en su entorno servicios independientes para hombres mujeres y discapacitados (menos mal que ha considerado que estos últimos no merecen WC diferenciados por su condición sexual), eliminar un par de  escalones de accesos sustituyéndolos por rampas, entre otras medidas absurdas de difícil compresión.
       
        Sin embargo, la Administración es insensible a las dificultades y problemas del ciudadano en casos tan flagrantes como, por ejemplo, la única estación de RENFE de Torremolinos en la Nogalera.
        No creo que exista en Europa una situación tan caótica como la que padecen los usuarios del tren de cercanías de nuestro Municipio, cuando pretenden desplazarse desde Torremolinos a Málaga o sus estaciones intermedias.
        La odisea se inicia al tener que bajar 37 escalones con una inclinación de mas de 45 grados, para acceder a una de las dos máquinas expendedoras, esperar a que los usuarios que forman cola, en gran parte extranjeros, obtengan sus billetes con la ayuda del empleado de seguridad (ya que los mensajes de las máquinas sólo están en español), para después descender 9 escalones, atravesar las vías por el túnel y volver a subir otros 37 escalones, hasta llegar al andén… y esperar 20 minutos a que llegue el próximo tren, ya que el que pretendían tomar se marchó segundos antes.
        Pero lo increíble es que desde el andén descubres otra vía de acceso en la misma plaza de La Nogalera, a 50 metros de la anteriormente descrita, con 29 escalones y que está inhabilitada para entrar o salir de la estación.
        Las dificultades para acceder al andén, del turista que se dirige al aeropuerto con su equipaje, de las personas discapacitadas y de los personas mayores o acompañados de bebés, suponen un alto riesgo de accidente que podría evitarse instalando un ascensor o una escalera automática de bajada –la de subida ya existe- o paliar las dificultades con una máquina expendedora en el segundo acceso inutilizado.
        ¿Qué Administración es competente para exigir a RENFE la adopción de las medidas de seguridad en la estación de Torremolinos?. 
        ¿Por qué no se le conmina para que solucione este grave problema  que deteriora la imagen del municipio costasoleño con más índice de visitantes?
        ¿Hasta qué punto RENFE puede obviar la legislación comunitaria  y nacional en materia de seguridad, con este bodrio de Estación?
        Lo más humillante es, que el coste de la solución no es significativo si se compara con los desmanes económicos a los que nos tienen acostumbrado las Administraciones.
        Yo aportaré mi granito de arena, pidiéndole la solución a los RR. MM. de Oriente.

Clara.

La Banca


      No creo que exista un País tan condescendiente con las entidades bancarias como España. El proteccionismo, la ausencia de normas sancionadoras contra sus prácticas abusivas; la actitud, rayana en la ilegalidad, de quien debe controlar las actividades de los Bancos, e incluso su complicidad, que en algunas ocasiones, ha provocado una situación de indefensión al ciudadano, quien, paradójicamente, es el que aporta la materia prima para que la Banca lleve a cabo sus desmanes.

         Esta introducción genérica tiene contenidos específicos que refrendan la mala praxis de la Banca española, incluyendo las denominadas Cajas, así como de las entidades financieras y aseguradoras asociadas, que merecen un capítulo aparte.

         Aún no comprendo como se consiente el fraude millonario de la Banca al dejar impagado el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales sobre los inmuebles que se adjudica por impago de los préstamos hipotecarios. El fraude, considerando solamente las adjudicaciones de los últimos 4 años 6 meses y 1 día (parece una condena, pero es el plazo de prescripción del impuesto), superaría con mucho, según mis cálculos, los 400 millones de euros.

         Al parecer, las adjudicaciones de los inmuebles por vía judicial, permite a los Bancos disfrazar sus transmisiones, manteniéndose la titularidad de los inmuebles por el Banco en una especie de “stand by”, hasta que la vivienda, el local o el terreno, se transmite a un tercero, quien, entonces, si tendrá que liquidar el Impuesto de Trasmisiones, olvidando, que el devengo de dicho impuesto se produjo también cuando el Banco se adjudicó el inmueble mediante Resolución judicial y que desde entonces, como sujeto pasivo del Impuesto, venía obligado a su pago. ¿Alguien puede explicar esta prerrogativa?.

         A este respecto conviene aclarar la distinción entre los términos “desahucio” y “ejecución hipotecaria”. El primero es consecuencia del impago de rentas por el arrendatario, mientras que el segundo, consiste en la toma de posesión del inmueble que se ha dado en garantía del pago de un préstamo. En ambos casos existen resoluciones judiciales que obligan al abandono del inmueble del arrendatario –si se trata de un desahucio- o de su anterior propietario- en el caso de la ejecución hipotecaria.

         La situación de necesidad económica en que se encuentra quien adquiere una vivienda para afrontar el pago total de la misma, proporciona al Banco, Caja o Entidad financiera asociada, la oportunidad de “extorsionar” al prestatario con exigencias abusivas adicionales, pues no se conforma con la garantía real de la vivienda, sino que exige la personal de sus propietarios; la de los inmuebles de sus progenitores; un seguro de vida obligatorio, (al menos el primer año), de una Compañía aseguradora que impone el Banco; el otorgamiento de la escritura en la Notaria designada por el Banco; que se tramite la documentación a través de una Gestoría que exige el Banco y que cobra por sus servicios cantidades abusivas, y además se encarga de la peritación de la vivienda – que paga el prestatario- y que sirve de base para conceder el  préstamo por el 75% del valor de la misma, con lo que se demuestra que no son necesarias las garantías adicionales.

         Por último, me permito exponer, una solución –no gubernamental- para eludir drásticamente los injustos desahucios promovidos por la Banca y que se basa en el principio de solidaridad contra la injusticia –que no ilegalidad-, y cuyo ejemplo mas significativo se produjo en EEUU con motivo del vertido de petróleo en la Bahía de Hudson, hace bastantes años.
         En aquel entonces, la mayor parte de los accionistas de la Compañía responsable del vertido, liquidaron sus títulos y obligaron al cierre y posterior desaparición de la Empresa, cuyo nombre no recuerdo pero está en las hemerotecas.
         Tomando como ejemplo dicha actitud, no es necesario pecar de cándido o de torpe – tocho en andaluz-, para saber que lo único que motiva cualquier acción bancaria es el dinero.

         Así, convocar a los vecinos de la Sucursal del Banco ejecutante  mas próxima a la vivienda objeto del desalojo, para que retiren el dinero de sus cuentas corrientes y anuncien las cancelación de sus depósitos a la fecha de sus vencimientos, supondría, sin duda, la medida mas eficaz para que el Banco responsable paralice la ejecución.

Clara.