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viernes, 25 de enero de 2013

CAUSA CAUSORUM.

         El Latín, asignatura forzosa en el Bachiller de hace mas de medio siglo, nos ha dejado un acervo cultura de indudable riqueza. No es difícil encontrar expresiones, sentencias, frases, etc.., que nos descubren la razón de ser, de situaciones que, a veces,  hemos valorado incorrectamente.
         Así, la traducción de las frase “causa causae est causa causati” –la causa de la causa es la causa de lo causado-, aplicada a hechos de actual relevancia nos permite corregir nuestra opinión  respecto a cual fue el motivo, la verdadera causa, que originó la situación que contemplamos.
         En ocasiones puede ser una información errónea la que nos induzca a la elección de la falsa causa. Recuerdo a este respecto, la información trasmitida por el Gobierno socialista, sobre el Acuerdo para el cese de la actividad terrorista de ETA. Nunca se nos dijo que la causa real de dicho cese se generó por el asesinato de un gendarme francés cuando una patrulla pretendió detener a un comando de ETA al Sur de Francia. Hasta dicho acontecimiento, la colaboración gala fue puntual y casi siempre sujeta a contraprestación. Desde entonces, las detenciones, los descubrimientos de zulos, los controles en localidades fronterizas,  etc.. provocaron que la provisión de armas menguara, que la recaudación de fondos por extorsión desapareciera prácticamente y que la cúpula terrorista fuera descabezada en varias ocasiones.       Desgraciadamente el Tribunal Constitucional, revocando, injustamente en mi opinión, una Sentencia del Tribunal Supremo le viene permitiendo a ETA, sustituir la extorsión selectiva a empresarios vascos por la genérica de todos los españoles que contribuimos a su financiación via municipios y diputaciones de las Comunidades Vasca y Navarra, por ellos controladas.
         Pero otras veces, hay que buscar la causa oculta, a partir de otra causa aparente que nos han ofrecido torticeramente.
         Un claro ejemplo lo encontramos en la España que padecemos, y en los motivos que nos han ofrecido para explicar la caótica situación por la que pasamos. Se nos ha dicho, que la clave para explicar nuestra crisis radica en la especulación americana, vendiendo bonos basura a los bancos españoles que los adquirieron con  nuestros depósitos. Otra versión es la explosión de la burbuja inmobiliaria, a la que tampoco son ajenas nuestras entidades financieras.
         Pero la corrupción no se inicia con el “ladrillo”, a través de adjudicaciones irregulares que generaron comisiones o inmuebles gratuitos para los políticos de turno. Ni con el tráfico de influencias con que se protegen los políticos corruptos. Ni con las subvenciones rocambolescas y opacas, al menos en su ejecución. Tampoco con los planes de empleo rural, PER, que han sido y siguen siendo fuente de corrupción, por aplicación de la doctrina “te doy para que me des o te doy para que me hagas”. Ni con los famosos ERE andaluces, protegidos descaradamente por la Junta de Andalucia, y otras varias versiones de corruptelas con causas diferentes en su origen. Todas estas prácticas abusivas, ilegales e inmorales, no cabe duda que han contribuido a la denigrante situación por la que atraviesa nuestro Pais.
         Yo estoy convencido de que, la verdadera causa de nuestra situación ha sido la corrupción de nuestra clase política a todos los niveles, que ha disfrazado con testaferros sus ingresos atípicos, -por calificarlos benevolentemente-; ocultado y manipulado las informaciones que les permitiera mantenerse impunes y dictado disposiciones legales que ellos mismos han aprobado en su beneficio, en connivencia, a veces, con la Administración de Justicia, incluida la Fiscalia
         La pregunta clave es ¿Cuándo comenzó la corrupción?, desde luego, a partir de la mal llamada Democracia, o mejor dicho, a partir de la Partitocracia, porque con anterioridad, que yo sepa, la familia Franco sólo ha disfrutado, tras 35 años en su omnimodo poder, de una mansión en el Pazo de Meirás. Hoy, cualquier pelotero, sólo necesita un par de años para adquirir un Palacio en Pedralbes. Sólo faltaría que, al final, hubiera que elevar a Francisco Franco a los altares. Cosas veredes…. amigo Sancho.