LAS COSAS CLARAS
EL
PROTAGONISMO
Una de las cualidades que deben adornar
al lider, en cualquier oficio o profesión, es la de ser protagonista. El
liderazgo sin protagonismo no es concebible, pero conviene precisar que el
protagonismo es una consecuencia, un efecto del ejercicio del liderazgo. Nunca
debe ser un presupuesto. Cuando esto ocurre, la cualidad se convierte en
defecto y la virtud en vicio.
El
protagonismo le viene concedido al Lider por los demás, cuando le reconocen sus
conocimientos, sus iniciativas y su predisposición para asumir
responsabilidades. Por el contrario, quien tiene “afán de protagonismo”, quien busca ser protagonista con sus
acciones, no puede llegar nunca a ser auténtico lider, y muy probablemente, sus
iniciativas carentes de verdadero contenido, no perseguirán otra cosa que hacer
recaer sobre él la atención de los demás. Pero no pasará mucho tiempo para que
aquellos que se vieron deslumbrados por el pseudo-lider se den cuenta del “fiasco”.
Cuando
en una Organización, sea pública o privada aparece un Pseudo-lider, para el que
prima por encima de todo su afán de protagonismo, se subvierten los valores y
la ostentación sustituye a la eficacia. Por ello, no es recomendable buscar
protagonismo, sino que el protagonismo le busque a uno.
Expuesto
lo anterior, tendríamos que examinar a nuestros lideres o pseudos-lideres, a la
luz de dos conceptos, no por similares en su grafía, menos distantes en su
contenido. Me refiero a la Aptitud y la Actitud.
Al
lider se le reconoce por su aptitud,
conocimiento, capacidad y competencia para conseguir el objetivo propuesto, mientras
que el protagonista o pseudos-lider, es reconocido por su actitud para figurar, publicitarse y manipular, con el único
fin de que le reconozcan como lider en el ámbito en que desarrolla su “incompetencia”.
No creo que sea necesario exponer casos concretos de pseudo-lideres que han
conseguido el reconocimiento de protagonista por sus actitudes y no por sus
aptitudes. La dificultad para reconocer, cuando estamos en presencia de un
lider o de un pseudos-lider, se tiene que deducir de sus respectivos
comportamientos frente a terceros:
El
lider actúa con mesura y no con prepotencia; delega competencias y no las
acumula en su persona; se exhibe lo necesario y no en demasía; admite
sugerencias y reconoce errores, no pontifica y se irroga infabilidad; no
trasmite superioridad aunque los demás se la reconozcan, mientras que el
pseudos-lider ha de aparentar continuamente a los demás que es un ser superior.
También
se reconoce al lider por su transparencia en la toma de decisiones, mientras el
pseudos-lider, en muchos casos, las elude y oculta cuando de su motivación se
podría deducir una censura a su actitud.
Pero
la diferencia mas significativa entre ambos tiene un componente finalista.
Mientras que el lider, cumplido su objetivo o demostrado la imposibilidad de su
cumplimiento, cesa en el ejercicio de su función, el pseudos-lider tiende a
continuar sin límite de tiempo alguno, ya que ésta es su misión: la
permanencia.
Toda esta disquisición entre el Lider -del
inglés Led=Conducir- y el Protagonista
-del griego Protos=Primero y Agonistes=Actor-, tiene su relevancia
práctica en la actividad política, llegándose a crear por el Protagonista un
organigrama paralelo al oficial, que le permita a veces disfrazar su
incompetencia y otras derivar responsabilidades.
De
aquí que en nuestras altas instituciones, encontremos un sinfín de Asesores del
Político de turno, cuya misión consiste en dar soluciones favorables a quien le
paga, sobre cualquier problema que sometan a su estudio, obviando siempre que
pueden, el ortodoxo informe del Órgano de la Administración o del Funcionario competente.
Esta abusiva práctica se
ha extendido, no sólo en el ámbito interno de las Instituciones a todos los
niveles, - hasta el punto que funcionarios de carrera, como v.gr. los
Secretarios de Ayuntamientos, se han visto suplantados por otros
Pseudos-Secretarios, proclives a su Valedor -, sino que ha trascendido a
Organismos externos que son controlados por el Politico a través de personal de
su confianza, ignorando al profesional de turno. Ejemplos palmarios encontramos en los medios de
comunicación: Prensa, Radio y Televisión, cuyo control oficioso está, en muchos
casos, en manos de los Pseudo-lideres.
Pero como pasa siempre,
al final hay que determinar el coste económico que estas prácticas tienen para
el contribuyente, pues sus retribuciones sean transparentes o sobre-ocultadas, repercuten en los
impuestos que pagamos, sean municipales, autonómicos o estatales,
A
titulo de ejemplo, se podría considerar que de los 1.246 garbanzos de
Fuentesaúco, que contiene un kilo mal “despachao”, 42 garbanzos, es decir, 7
cucharadas, se las comen a nuestra costa el grupo de “enchufaos” al servicio de
los políticos. Que les aproveche.