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jueves, 21 de febrero de 2013


LAS COSAS CLARAS

EL PROTAGONISMO

            Una de las cualidades que deben adornar al lider, en cualquier oficio o profesión, es la de ser protagonista. El liderazgo sin protagonismo no es concebible, pero conviene precisar que el protagonismo es una consecuencia, un efecto del ejercicio del liderazgo. Nunca debe ser un presupuesto. Cuando esto ocurre, la cualidad se convierte en defecto y la virtud en vicio.

            El protagonismo le viene concedido al Lider por los demás, cuando le reconocen sus conocimientos, sus iniciativas y su predisposición para asumir responsabilidades. Por el contrario, quien tiene “afán de protagonismo, quien busca ser protagonista con sus acciones, no puede llegar nunca a ser auténtico lider, y muy probablemente, sus iniciativas carentes de verdadero contenido, no perseguirán otra cosa que hacer recaer sobre él la atención de los demás. Pero no pasará mucho tiempo para que aquellos que se vieron deslumbrados por el pseudo-lider  se den cuenta del “fiasco”.

            Cuando en una Organización, sea pública o privada aparece un Pseudo-lider, para el que prima por encima de todo su afán de protagonismo, se subvierten los valores y la ostentación sustituye a la eficacia. Por ello, no es recomendable buscar protagonismo, sino que el protagonismo le busque a uno.

            Expuesto lo anterior, tendríamos que examinar a nuestros lideres o pseudos-lideres, a la luz de dos conceptos, no por similares en su grafía, menos distantes en su contenido. Me refiero a la Aptitud y la Actitud.

            Al lider se le reconoce por su aptitud, conocimiento, capacidad y competencia para conseguir el objetivo propuesto, mientras que el protagonista o pseudos-lider, es reconocido por su actitud para figurar, publicitarse y manipular, con el único fin de que le reconozcan como lider en el ámbito en que desarrolla su “incompetencia”. No creo que sea necesario exponer casos concretos de pseudo-lideres que han conseguido el reconocimiento de protagonista por sus actitudes y no por sus aptitudes. La dificultad para reconocer, cuando estamos en presencia de un lider o de un pseudos-lider, se tiene que deducir de sus respectivos comportamientos frente a terceros:
            El lider actúa con mesura y no con prepotencia; delega competencias y no las acumula en su persona; se exhibe lo necesario y no en demasía; admite sugerencias y reconoce errores, no pontifica y se irroga infabilidad; no trasmite superioridad aunque los demás se la reconozcan, mientras que el pseudos-lider ha de aparentar continuamente a los demás que es un ser superior.
            También se reconoce al lider por su transparencia en la toma de decisiones, mientras el pseudos-lider, en muchos casos, las elude y oculta cuando de su motivación se podría deducir una censura a su actitud.
            Pero la diferencia mas significativa entre ambos tiene un componente finalista. Mientras que el lider, cumplido su objetivo o demostrado la imposibilidad de su cumplimiento, cesa en el ejercicio de su función, el pseudos-lider tiende a continuar sin límite de tiempo alguno, ya que ésta es su misión: la permanencia. 

Toda esta disquisición entre el Lider -del inglés Led=Conducir- y el Protagonista  -del griego Protos=Primero y Agonistes=Actor-, tiene su relevancia práctica en la actividad política, llegándose a crear por el Protagonista un organigrama paralelo al oficial, que le permita a veces disfrazar su incompetencia y otras derivar responsabilidades.
            De aquí que en nuestras altas instituciones, encontremos un sinfín de Asesores del Político de turno, cuya misión consiste en dar soluciones favorables a quien le paga, sobre cualquier problema que sometan a su estudio, obviando siempre que pueden, el ortodoxo informe del Órgano de la Administración  o del Funcionario competente.

      Esta abusiva práctica se ha extendido, no sólo en el ámbito interno de las Instituciones a todos los niveles, - hasta el punto que funcionarios de carrera, como v.gr. los Secretarios de Ayuntamientos, se han visto suplantados por otros Pseudos-Secretarios, proclives a su Valedor -, sino que ha trascendido a Organismos externos que son controlados por el Politico a través de personal de su confianza, ignorando al profesional de turno.          Ejemplos palmarios encontramos en los medios de comunicación: Prensa, Radio y Televisión, cuyo control oficioso está, en muchos casos, en manos de los Pseudo-lideres.

      Pero como pasa siempre, al final hay que determinar el coste económico que estas prácticas tienen para el contribuyente, pues sus retribuciones sean transparentes o  sobre-ocultadas, repercuten en los impuestos que pagamos, sean municipales, autonómicos o estatales,
            A titulo de ejemplo, se podría considerar que de los 1.246 garbanzos de Fuentesaúco, que contiene un kilo mal “despachao”, 42 garbanzos, es decir, 7 cucharadas, se las comen a nuestra costa el grupo de “enchufaos” al servicio de los políticos. Que les aproveche.